domingo, 13 de agosto de 2017
EL LOCO
Como cada una de las cartas del Tarot, El Loco refiere también a un arquetipo, una imagen con significados propios grabada en el inconsciente colectivo.
La figura del loco ha estado presente siempre en todas las culturas, haciendo referencia a aquella persona cuyos actos o ideas están fuera de los cánones normales, siendo diferente de lo que piensa o hace la mayoría de la población en una época determinada.
El Loco del Tarot habla también de comienzos, del inicio de planes o proyectos, de empezar algo nuevo con mucho entusiasmo, aunque no se tenga la certeza de que vaya a salir como uno lo planea. Es el impulso creador que nos lleva a embarcarnos en nuevas empresas, nuevas relaciones e incluso a viajar, como muestra la imagen, un joven que parte con muy pocas pertenencias encima, solo las que pueda cargar cómodamente, las que no le impidan caminar ni aminorar el paso.
El Loco sabe adonde va, por eso tiene la mirada alta, puesta en el horizonte. Claro que desconoce todos los obstáculos que aparecerán en su camino, pero tiene la confianza en sí mismo que le permitirá superarlos cuando llegue el momento. También lleva consigo el conocimiento adquirido, que no pesa, no ocupa lugar, pero le será sumamente útil cuando necesite superar las dificultades que se le vayan presentando.
El loco parece atravesar un desierto, y lleva un bastón, quizás para ayudarse a caminar, pero es posible que sea un bastón que le ayude a canalizar las energías creativas del universo, como la varita mágica de El Mago, en quien se convertirá El Loco cuando haya llegado a su próximo destino, habiendo superado los obstáculos del camino. El bastón que porta el loco también nos remite a la vara con la que, según nos cuenta el Antiguo Testamento, golpeó Moisés la roca para obtener agua en el medio del desierto.
El Loco está, por lo tanto, conectado con el universo, sabe que no aparece un problema sin su correspondiente solución, como las dos caras de una misma moneda, que siempre van juntas.
Por otra parte, partir como símbolo de empezar algo nuevo, es una constante a lo largo de la vida. La vida está permanentemente en movimiento (pensemos en las estaciones del año, que se suceden una y otra vez, sin descanso), y aunque son muchas las veces en que preferiríamos quedarnos quietos, cómodos donde y como estamos, el mundo a nuestro alrededor sigue su curso y nos va poniendo en un lugar distinto. Lo mejor entonces es acompañar al tiempo, fluir con él, entender que todo cumple un ciclo, y que siempre llega el momento de evolucionar, y hay dejar ir aquello a lo que nos aferramos, sean situaciones o personas. Muchas veces nos es difícil aceptar los cambios, buscamos entenderlos cuando lo que hay que hacer es aceptarlos y seguir adelante.
El Loco nos propone entonces emprender esta travesía sin mirar atrás hasta que hayamos tomado una distancia prudente, que puede ser física o temporal. Quizás más adelante lleguemos a comprender, o quizás no, hay cosas que escaparán siempre a nuestra comprensión, y aún así hay que tener el valor de dejarlas atrás.
Este personaje nos insiste en que confiemos en que lo que viene será mejor, que las dificultades que aparezcan estarán allí para enseñarnos algo y hacernos más sabios.
Como El Loco, caminemos con paso lento pero firme en pos de nuestro próximo destino, hasta convertirnos en Magos.
TAROT de la BUENA FORTUNA
Como cada una de las cartas del Tarot, El Loco refiere también a un arquetipo, una imagen con significados propios grabada en el inconsciente colectivo.
La figura del loco ha estado presente siempre en todas las culturas, haciendo referencia a aquella persona cuyos actos o ideas están fuera de los cánones normales, siendo diferente de lo que piensa o hace la mayoría de la población en una época determinada.
El Loco del Tarot habla también de comienzos, del inicio de planes o proyectos, de empezar algo nuevo con mucho entusiasmo, aunque no se tenga la certeza de que vaya a salir como uno lo planea. Es el impulso creador que nos lleva a embarcarnos en nuevas empresas, nuevas relaciones e incluso a viajar, como muestra la imagen, un joven que parte con muy pocas pertenencias encima, solo las que pueda cargar cómodamente, las que no le impidan caminar ni aminorar el paso.
El Loco sabe adonde va, por eso tiene la mirada alta, puesta en el horizonte. Claro que desconoce todos los obstáculos que aparecerán en su camino, pero tiene la confianza en sí mismo que le permitirá superarlos cuando llegue el momento. También lleva consigo el conocimiento adquirido, que no pesa, no ocupa lugar, pero le será sumamente útil cuando necesite superar las dificultades que se le vayan presentando.
El loco parece atravesar un desierto, y lleva un bastón, quizás para ayudarse a caminar, pero es posible que sea un bastón que le ayude a canalizar las energías creativas del universo, como la varita mágica de El Mago, en quien se convertirá El Loco cuando haya llegado a su próximo destino, habiendo superado los obstáculos del camino. El bastón que porta el loco también nos remite a la vara con la que, según nos cuenta el Antiguo Testamento, golpeó Moisés la roca para obtener agua en el medio del desierto.
El Loco está, por lo tanto, conectado con el universo, sabe que no aparece un problema sin su correspondiente solución, como las dos caras de una misma moneda, que siempre van juntas.
Por otra parte, partir como símbolo de empezar algo nuevo, es una constante a lo largo de la vida. La vida está permanentemente en movimiento (pensemos en las estaciones del año, que se suceden una y otra vez, sin descanso), y aunque son muchas las veces en que preferiríamos quedarnos quietos, cómodos donde y como estamos, el mundo a nuestro alrededor sigue su curso y nos va poniendo en un lugar distinto. Lo mejor entonces es acompañar al tiempo, fluir con él, entender que todo cumple un ciclo, y que siempre llega el momento de evolucionar, y hay dejar ir aquello a lo que nos aferramos, sean situaciones o personas. Muchas veces nos es difícil aceptar los cambios, buscamos entenderlos cuando lo que hay que hacer es aceptarlos y seguir adelante.
El Loco nos propone entonces emprender esta travesía sin mirar atrás hasta que hayamos tomado una distancia prudente, que puede ser física o temporal. Quizás más adelante lleguemos a comprender, o quizás no, hay cosas que escaparán siempre a nuestra comprensión, y aún así hay que tener el valor de dejarlas atrás.
Este personaje nos insiste en que confiemos en que lo que viene será mejor, que las dificultades que aparezcan estarán allí para enseñarnos algo y hacernos más sabios.
Como El Loco, caminemos con paso lento pero firme en pos de nuestro próximo destino, hasta convertirnos en Magos.
TAROT de la BUENA FORTUNA
sábado, 12 de agosto de 2017
EL MAGO
Cuando la realidad nos agobia, es buen momento para llamar
la atención de nuestro mago interior. Nuestro mago, como el de la carta I del
Tarot, nos ayuda a encontrar la solución a los problemas. Mercurio, el planeta
de la comunicación y las comunicaciones, del comercio, nos llama a ser
prácticos, a focalizarnos en aquello que está en nuestras manos cambiar y a
empezar desde allí a ordenar nuestro universo.
El Mago es El Hacedor. Para él todo es posible, siempre hay
una manera, solo hace falta encontrarla.
Es el momento de hacer listas, de priorizar, de bajar al
papel todo aquello que nos nubla la visión y nos impide pensar con claridad.
Recomiendo escribirlo todo en una hoja blanca, como nos venga a la mente, lo
que nos preocupa, lo que deseamos, lo que nos da rabia, lo que sea. Escribir
sin juzgar. Es únicamente para nosotros.
Una vez que hayamos plasmado todo en el papel, es bueno tomar
un descanso, dar una vuelta, prepararnos un café. Al poner las preocupaciones y
los deseos por escrito, la mente se relaja, deja de darle vueltas a todo al
mismo tiempo. Aunque solo sea por un rato, entiende que puede distraerse porque
esa información ya está a buen recaudo y no se perderá.
Para cuando volvamos al papel, habremos tomado un poco de
distancia y tendremos una nueva perspectiva del asunto. En una nueva hoja, iremos
ordenando, ahora sí, todo lo que había en la primera, clasificando punto por
punto y armando diferentes listas: Deseos, Preocupaciones, Urgente, etc.
Luego habrá que hacer un plan de acción, teniendo en cuenta el
corto plazo, el mediano plazo y el largo plazo. Y poniendo especial atención en
lo que podemos hacer nosotros para trasformar nuestra situación actual en
aquella que deseamos.
Sin duda habrá que resolver primero lo urgente, pero no hay
que descuidar el mediano y el largo plazo. La planificación evita o disminuye
muchos efectos no deseados de las decisiones que tomamos y nos ayuda a ver la
película completa, de la que el presente que vivimos es solo una foto. Tener
claro el rumbo, aunque solo estemos dando el primer paso, nos tranquiliza,
reduce la ansiedad y nos genera confianza.
El plan de acción deberá ser lo más específico posible,
incluyendo los pasos concretos a seguir, con un organigrama para la semana con
los objetivos que se espera cumplir cada día.
Cuando tengamos listo nuestro esquema, es probable que nos
queden todavía algunas cosas en la primera y la segunda hoja, que no hayan
encontrado sitio en la hoja de planificación: aquello que no podemos cambiar, o
que no depende de nosotros. Ese remanente habrá de colocarse bajo la columna de
“Aceptación”, respirando hondo cada vez que agrega una línea 😊.
Poner la lista a buen recaudo, ya que habremos de
consultarla seguido, para ir tachando los objetivos cumplidos, y reorganizando
el resto a medida que se nos presenten obstáculos o contratiempos que
desconociéramos al momento de la primera planificación.
El Mago que llevamos dentro nos ayudará a cumplir con lo que
nos hemos propuesto, a focalizarnos en los pequeños pasos que debemos dar cada
día, para conseguir grandes objetivos.
Y recuerda: La
travesía más grande comienza con el primer paso (Lao-Tsé).
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