lunes, 27 de enero de 2014

Introducción



Se desconoce todavía el origen del Tarot. Se desconoce quién o quiénes lo crearon o descubrieron. No está claro, de hecho, que haya sido creado, ni que haya sido descubierto.

El mejor boceto de las posibles formas en las que el Tarot ha llegado hasta nosotros, lo he encontrado en el libro de Alberto Couste, «El Tarot o la máquina de imaginar» (Barral Editores, Barcelona, 1978).

Para Couste, está claro que el Tarot «adquiere la estructura formal con la que ha llegado hasta nosotros, durante la Edad Media, pero es cierto también que sus contenidos no se producen espontáneamente en esos años, y sus símiles y fuentes –como modelos mentales, como propuestas imaginativas- pueden rastrearse cómodamente en la antigüedad, desde la astrología caldea, hasta esa feria suntuosa que fue el apogeo cultural de Alejandría». (Ibídem, pág. 42).

Personalmente, me cuesta creer que una sola persona haya creado el Tarot, un sistema tan complejo, con tantas correspondencias (todavía queda mucho por descubrir acerca de las posibilidades y correlaciones del Tarot), y con tantas finalidades.

Me gusta la propuesta que hacen Jodorowsky y Marianne Costa en su libro «La vía del Tarot» (Editorial Siruela, 2006), en el que dicen que si «quisiéramos imaginar el origen del Tarot (…), deberíamos retroceder por lo menos hasta el año 1000. En aquella época, en el sur de Francia y en España, podían verse, en sana paz, erigidas muy cerca, una iglesia, una sinagoga y una mezquita. Las tres religiones se respetaban y los sabios de cada una de ellas no dudaban en discutir y enriquecerse del contacto con miembros de las otras. (…). Posiblemente un grupo formado por sabios de las tres creencias, previniendo una decadencia de sus religiones que, por una sed de poder, inevitablemente conduciría al odio entre sectas y al olvido de la tradición sagrada, se confabularon para depositar ese conocimiento en un humilde juego de cartas, lo que equivalía a preservarlo y ocultarlo, para que atravesara las oscuridades de la historia hasta llegar a un lejano futuro donde seres con un nivel de consciencia elevado descifrarían su maravilloso mensaje»
Me gusta la propuesta, aunque sigue pareciéndome demasiado romántica y sigo sin creer que un sistema tan completo e intemporal como el del Tarot pueda haber sido diseñado de una vez y para siempre.

En cuanto a la búsqueda del «Tarot Original», o el primer Tarot, me pregunto, continuando con el párrafo anterior, si será realmente posible hablar de un Tarot «Origina o «Primero». Estoy segura de que ha sido modificado a través del tiempo, que se han agregado y quitado significantes en sus imágenes, pero no creo que exista un primer Tarot. Los hay más antiguos, y con diferentes grados de simbología, en algunos aparecen muchos más símbolos que en otros, en los que algunos símbolos parecen haberse perdido en el camino, para reaparecer más adelante.

Y no estoy hablando aquí de los Tarots «de autor», que reflejan las interpretaciones personales de los creadores, y que pueden ayudar muchas veces, pero no creo que lleguen a ser jamás tan completos (y complejos) como el Tarot Marsellés.  

De hecho, considero que la «magia» del Tarot Marsellés radica precisamente en eso, en el que no esté claro de dónde viene (ni adónde va), ni quién fue su autor, quiénes agregaron o quitaron cosas en su camino hasta nuestros días, que sus imágenes parezcan haber estado siempre en el inconsciente colectivo (cosa que no sucede con los tarots «de autor», que pueden ser más o menos artísticos, pero que no consiguen el mismo efecto de familiaridad y extrañeza al mismo tiempo), y que consiga conectar con el inconsciente individual de quienes lo «leen» en cada «tirada», en cada nueva «lectura».

Lo que tiene de desconocido el Tarot Marsellés, es lo que tiene de místico, de misterioso. Al igual que la ciencia, que mide los resultados, la experiencia y a través de preguntarse cómo se producen esos resultados, esa experiencia, va descubriendo relaciones y leyes, causas y efectos, pero siempre quedándose sin respuesta ante la pregunta por el propósito primero, por la intención; de la misma forma sucede con el Tarot: pueden medirse sus resultados, el porcentaje de aciertos que consiga un/a tarotista (jamás el porcentaje de aciertos del propio Tarot, que siempre será del 100%  -el error se halla en la interpretación, no en la respuesta que dan las cartas-), pero nos llevará mucho tiempo saber con qué propósito apareció el Tarot y la forma exacta en la que funciona. Algunas aproximaciones a la explicación de por qué se puede «conocer» el futuro (aunque no hable de ningún tipo de mancias), las expone Stephen W. Hawking en su libro «Historia del tiempo, del big bang a los agujeros negros» (Ed. Alianza, colección Física, Madrid, 2005), un libro netamente científico. Más adelante comentaré este (excelente) libro, que es material para otra entrada.
Pero siguiendo con nuestra introducción al Tarot, y en particular al Tarot Marsellés, me gustaría decir que cualquier observador que se acerque a las láminas del Tarot Marsellés (sin importar si se supone que es el más antiguo, el clásico, o el de Fournier, o algún otro que haya sido modificado en algunos de sus detalles), reparará en lo sinuosas que son las líneas que lo dibujan, y en los detalles que parecen habérsele «olvidado» al dibujante, detalles que contrarían la simetría y, por lo tanto,  la estética.

Son precisamente estos detalles y las características de estas líneas, las que conectan con el inconsciente de quien hace la lectura de Tarot. El inconsciente tiene un formato acuoso, igual de sinuoso que las líneas que dibujan las formas del Tarot Marsellés, de ahí la mutua identificación, que abre las puertas, las válvulas del inconsciente a los conocimientos allí guardados durante tanto tiempo.

En este blog, en sus diferentes entradas, iré exponiendo pensamientos y conclusiones acerca del Tarot, su estudio y sus 78 arcanos o láminas.

También comentaré los textos que me han ayudado a introducirme en el mundo del Tarot, y a partir de allí, hacia otras mancias y conocimientos esotéricos, porque estoy segura de que habrá mucha gente interesada en el tema que, al igual que yo en su momento, no sepa por dónde empezar a comprender algo tan complejo.

Sin más, ¡espero que les guste y que lo encuentren útil e inspirador!


Un saludo cordial,
Jimena 

Directora de TAROT de la BUENA FORTUNA